martes, 30 de junio de 2009

Eramos muchos, pero...



...al final, solo yo llegue a alcanzar la gloria, y no podré contarselo a nadie. Porque esto que estas leyendo no existe, es tu imaginación igual que la mía quién lo esta creando.

Yaceré sobre la playa hasta que desaparezca, y se me lleve poco a poco el mar al cielo.

Nadie sabrá que existe un lugar en lo alto de una montaña, tras una gruta, dónde el aire se hace agua, dónde las nubes se cargar de lluvia, dónde la vida comienza y acaba.

domingo, 28 de junio de 2009

La sombra del manco.



Era un tipo especial. No hablaba con nadie. Llegaba al chiringuito y sin hablar, siempre le servían una cerveza y unas aceitunas. Con la mano derecha, si con esa mano, no tenía otra, sacaba las monedas que llevaba en el bolsillito de los cojones que se esconde por dentro del bañador, pagaba y se iba al borde del mar. Se mojaba las piernas hasta la rodilla y miraba al horizonte.
Se pasaba casi una hora en esa posición. El brazo derecho, si ese brazo no tenía otro, lo tenía medio quemado, no llegaba a darse crema protectora. Cuando se cansaba de mirar al mar o cuando le daba la gana se metía a la carrera en él, como un cuarto de sirena.

Sé que era un tipo especial. Me lo contó mi sombra, que pudo hablar con la sombra del manco. Le explicó cuanto había vivido, cuantas aventuras habían recorrido y como y dónde perdió la sombra del brazo. Se la pilló dos vagones de tren mientras intentaba subir a uno de ellos para viajar gratis a Algeciras.

Era un tipo mejor que yo. Lo único que le ganaba, era que tenía una sombra más grande que la suya.

Alicia en el país de los suicidas. En este lado del espejo.

Alicia es la niña que siempre repetía, ¡Mira lo que hago! a todo el mundo que le rodeaba.
Podía ser una mueca, hacer un spagat a medio terminar, un salto hacia atrás, no pisar las rayas de entre las baldosas, ir en bici sin manos. Podía ser, tirarse a la piscina de canto o comerse, bueno en fin, “comerse” un spaghetti por la nariz.

Alicia creció, y su ¡Mira lo que hago!, continuo siendo su grito de guerra, aunque lo transformo en el lema de su idea. Se convirtió en una suicida activista.

¡Mira lo que hago! y Alicia estaba en el borde de un acantilado.
¡Mira lo que hago! y Alicia mostraba las muñecas con las venas acojonadas al ser amenazadas por un vidrio cortado.
¡Mira lo que hago! y Alicia era capaz de pasar largos ratos bajo el agua, tanto en su casa, en la bañera como en un mar de agua.
¡Mira lo que hago! y Alicia se dormía junto a una cajita blanca con etiqueta con letras pequeñas que decía en alguna parte, consulte con su medico.

Alicia se pasó toda la vida haciendo apología del suicidio, no se sabe muy bien, si para demostrar que suicidarse es muy fácil o para llamar la atención.

Alicia sigue con nosotros. La acabo de oír en el cuarto de al lado y me llama.

- Ya voy – a que no sabéis lo que me ha dicho: “Ven corre, ¡Mira lo que hago!”

jueves, 18 de junio de 2009

Pirómanos.

Salí de casa, por la parte de atrás. Me encaminé hacia los huertos, hasta la tapia que esta al lado del nogal, y allí me senté, reafirmando la espalda sobre la cal, aburrido de la cena y de este pueblo.
La noche era oscura, negra. La luna no aparecía y las estrellas por alguna extraña razón habían dejado de lucir. Casi no podía ver ni mis pies.
Saque del bolsillo una caja de cerillas grande, la había cogido del cajón del sacristán, algún beneficio tenía que tener ser monaguillo. Y comencé a encenderlas para pasar el rato, inicialmente las pasaba sobre la lija con cuidado, calculando el roce mínimo para que se encendieran. Por un instante veía mi mano iluminada, los dedos que sujetaban la cerilla. Unas veces esperaba hasta que sentía el calor de la llama, otras soplaba y la apagaba.
Cerilla, caja, lija, llama, soplar. Cerilla, caja, lija, llama, esperar, esperar, mirar la llama, color azul, soplar. Cerilla, caja, lija, llama, soplar. Cerilla, caja, lija, llama, esperar, se revuelve la llama, casi me quemo. Cerilla, caja, lija… Cerilla, caja, lija, llama, soplar. Cerilla, caja lija, llama, a mi lado hay alguien, soplar. Me ha parecido ver un rostro, cerilla entre los dedos, nervioso, no sé si encender la cerilla o esperar. Cerilla, caja, lija, llama, esta ahí, un escalofrío me recorre el brazo derecho, soplo. No puede ser, me parece que es, me decido. Cerilla, caja, lija, llama, levanto la mano y la llevó hacia él. El espectro de mi primo Diego, me mira, o ¿mira a la llama?. Sopla. He sentido su aliento en mis dedos, no hay duda esta aquí. Ha vuelto.
Solo queda en la caja una cerilla. Le quiero decir algo. Le quiero decir que lo siento mucho. Que no fue mi intención empujarle. El arrebato de ira que tuve por llegar detrás de él a la cima de la montaña fue horrible. “Te reíste de mí, y no me puede controlar”. Le quiero pedir que me perdone. Cerilla, caja, lija, llama, nada, no esta, miro, espero, me vuelvo al otro lado, nada, siento el calor de la llama en mis dedos. Me quemo, suelto la cerilla, se apaga. Espero toda la noche hasta que se hace de día, amanece. Nunca más volví a ese lugar, ni a jugar con cerillas.

domingo, 14 de junio de 2009

El zurdo absurdo

El zurdo absurdo.

Se abren las cortinas del escenario. En un lado una cama alta colocada con el cabecero hacia el fondo. La cubierta que la cubre, lo hace por entera, hasta el suelo. Una luz ilumina todo el espacio, pero en particular la cama. Se abre, entre las patas de la cama, como las cortinas de un escenario, la cubierta. Un hombre asoma la cabeza.

Bosteza y se estira.

"Buenos días (saluda al público). ¿Han dormido bien?, yo, estupendamente. Cuando uno ha descansado, como se queda uno, yo me comería el mundo.(al hablar de comer le viene la idea de desayunar) Ya casi son las diez, enseguida vendrá Carlota, ayer le pedí café y huevos con panceta. La verdad es que he tenido mucha suerte con ella. Aunque hayamos cortado. Era mi amante. La relación huésped-casera es satisfactoria. Lo nuestro no daba para más, el día que casi nos pilla su marido en la cama, estaba dispuesto a no verla más, y mira como son las cosas, duermo todos los días con ellos en el mismo cuarto. Él no sabe nada, es un despistado, y muy creído. Yo ronco, es lo peor que lleva Carlota, pero lo ha solucionado con unos tapones que le recomendé. Y dirán y el marido ¿qué?, pues eso, que Carlota le dice que son las termitas que tiene la cama de su abuela. Y el va y se lo cree.
Yo es que desde que aquel día que casi nos pilla su marido duermo tan bien. Lo había probado todo, que si pastillas, que si el vaso de leche antes de irme a dormir, que si contar toda la cabaña lanar de Castila y León, que si leyendo el Quijote, ya lo hice cuatro veces, el apócrifo, el de Avellaneda, dos. No sé si habré batido algún record.
Todo esto les parecerá absurdo, pero pasó. Yo estaba haciendo el amor con Carlota, llegó de improviso su marido, me escondí aquí abajo y me quede dormido, ¡a pesar de la situación!. Desde entonces vivo aquí y ya van para cuatro meses.
Y no tengo ninguna intención de marchar. No me pregunto, ni intento razonar, me dejo llevar. Yo soy zurdo y lo absurdo, me va."

jueves, 11 de junio de 2009

Viaje a la luna.


Me retiro.
Hoy me retiro, pero volveré. Con la cabeza baja, con el rabo entre las piernas, con el mismo orgullo que ahora grita, ¡que me voy!, regresaré el lunes con el alma herida hecha cenizas.
Des-deposito mi culo nada respingón, din-don con el pin pon.
Me voy yendo dejando restregón, que gusto, de gusto al estragón.
Es quinto día de la semana, ya pasa, ya pasa, mirada al frente, pasa ya, pasa ya, susurro a la espalda.
Hoy, eeeee si tú, mi hoy, ¡te voy a dar un repaso!.

Y cuando me cansé de ti, me iré a dormir y me tragaré la píldora que me alivia los insomnios, la joyita rojita pequeñita, que dejo todas las noches debajo de la almohada.
Soñare con un cuhete, ¿es así verdad?, los de la RAE se equivocan, en forma de mujer, que esta apunto de... diez, nueve, ocho,… volar, de deshacerse de su rampa de lanzamiento,... siete, seis, cinco,… alza los brazos al firmamento,...cuatro, tres, dos, uno, cero, imaginación... puestos a desear, soñemos con lo mejor, tú.

Versión 23.2

Inalcanzable se encuentra en construcción. Cambio de versión.

La vida te golpea, te amasa, te hornea.
Cada cierto tiempo, te abren la cabeza, te extraen una porción de tu masa encefálica y entre el almirez y la mano te la machacan.

Me duele, me duele, me duele, me duele. Y tu consuelas, sin suelas, descalzo te quedas, en un rincón sin tu consuelo, sentado en el suelo, esperando que vuelva, con su, me duele, me duele, me duele sin sanación. Por pavor y por favor, una vacuna anti depresión, una golosina de fácil digestión, que de lucidez a la hipertensión.

La vida te tritura, te moldea, te hace tempura.
Los dedos que acarician, que escuchan y hablan con gestos circulares, con expresiones ultra sensoriales, los metes en el un, dos, tres, picadora Moulinex, que recuerdos de niñez, mi mama, que tonta fue, y es.

Me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele…. y cada vez se me hace mas grande el traje a medida del egoísmo, el sombrero de chistera de la incompresión.